martes, 5 de abril de 2011

Fantasmas

A veces, me gustaría volver al pasado y encontrarme a quién fui, un niño insolente, verlo como a un fantasma y sin que él me viera, hacer algo, lo que sea, que cambiara el rumbo de los acontecimientos para siempre. Pienso que bastaría con tirar cualquier objeto al suelo causando un destrozo, con esconder un rato el teléfono móvil de manera que esas llamadas no se atendieran o cambiar de aparcamiento la moto como hacían esos amigos esos del club para que mi “joven yo” tuviera que ir a otro sitio a recogerla. Con solo eso ya se crearía una realidad alternativa y puede que, cogiendo la moto en otro sitio, ya volviera más tarde a casa y ese día, por pereza o simple aburrimiento, decidiera no salir y no tendría jamás una conversación que esa noche iba a producirse y eso influiría en el día siguiente hasta el punto que terminaría yendo con otras personas y viviendo así otros amores diferentes a los que viví, puede que quizás, solo quizás, dedujera que otro futuro era posible con ese amor de juventud o siguiera soltero hasta la eternidad, estudiando o sin estudiar, viajando o sin viajar y así hasta el presente. Igual de esa manera no hubiera habido nunca Murcia, ni Sevilla, ni Valencia, ni Mallorca, ni Cartagena, ni otra vez Valencia, ni Barcelona, ni por tercera vez Valencia y todo lo que eso conlleva se evaporara también como por arte de magia y en cambio hubiera existido, no sé, Jerez y luego Madrid y siempre Madrid, o Londres, o vete tú a saber en qué pudiera haberse convertido todo esto, y quizás ese camino, el alternativo, fuera el único camino que condujera hacia el éxito, hacia hacer lo que quiero hacer y no lo que estoy haciendo, a vivir lo que quiero vivir y no lo que estoy viviendo.

5 comentarios:

  1. Me encanta. Quizás todo el recorrido estuviera ya marcado en el mapa, pero somos nosotros los que andamos los pasos, los que nos montamos al tren de la vida, cogemos lo esencial y volamos. Y lo más bonito de todo es que cuando miramos atrás, vemos que todas esas idas y venidas, el pasar de los años, las ciudades y personas que hemos conocido y que nos han influido de una u otra manerea, sólo han conseguido que seamos iguales que entonces, pero mejores. Que la esencia sigue intacta.

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  2. Pili :_). Desde luego, tu discurso eres tú en palabras, como una sonrisa que viene a alegrarte el día.

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  3. Sin ofender, broda, me parece un texto quejica. Yo valoraría más las oportunidades que te han brindado Murcia, Sevilla, Cartagena, Valencia... y valoraría también que estás cerquita -y por muy buen camino- de lo que siempre quisiste hacer.
    Hay gente que no sale en su vida de una misma ciudad, que viven encarcelados en su propio mundo y no saben escapar. Tu has creados varios mundos y en muchos eres bienvenido.
    Somos eternos inconformistas

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  4. Tienes toda la razón broda, pero lo que lees solo es literatura. Obviamente, no pienso siempre así, aunque sí a veces.
    Recuerdo muy bien que en un campamento hablábamos de esa posibilidad de volver atrás y "arreglar" los estropicios de la vida. Casi nadie dijo que lo haría, menos nuestro querido vecino. ¿Te acuerdas? Yo sí me imaginaba y siempre me veía así, en plan fantasma frente a mi otro yo, más pequeño. Incluso escribí un relato (un mal relato) sobre eso. Y muchas, muchas veces me he preguntado qué hubiera sido de mí de vivir de otra manera.

    Y sí, siempre inconformista.

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  5. Bueno.. si es ficción literaria, entonces nada..

    No recuerdo el campamento en que hablábamos de eso, pero me imagino la posibilidad y sería fantástico poder cambiar nuestros episodios vitales más nefastos.

    Yo borraría muchos de ellos, demasiados quizás. Pero sospecho que sin esos episodios olvidables no hubieran venido otros inolvidables.

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