sábado, 22 de octubre de 2011

Lo que sabían los hombrecitos

Examinando su sangre al microscopio, comprendió que dentro de él, vivían millones de hombrecitos, como En la vida es así. No dejaba de ser curioso que eso le sucediera precisamente a un científico. Pero los pequeños seres, no solo cumplían su función dentro del organismo sino que, además, eran implacables jueces de conducta y defensores de su propia ley. La ley de la conciencia y de los instintos. Así que por más que quisiera venderse a otra moral o le sedujeran nuevas formas de ver la vida, los hombrecitos no le dejaban traicionarse, ponían en marcha sus mecanismos y terminaba actuando como siempre. Ahora podía explicarse el porqué de tantas oportunidades que dejó pasar y de los momentos en que pudo actuar de otra forma y no lo hizo. Estaban tirando de él con una entereza natural e insobornable. Vivía, en fin, una dictadura vergonzante e imposible de confesar, la dictadura de los más pequeños.

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