miércoles, 23 de mayo de 2012

El Templario, diez años después. Estudiante


María Cardiel
20 años
Estudiante de magisterio
Abril de 2022

¿Cómo se vivió en la calle?

Yo era una niña y no sabía muy bien qué se estaba viviendo entonces. No sabía nada de los problemas de la ciudad. Los he entendido más tarde, por mis padres, cuando he buscado artículos en internet escritos esos años o porque nos lo han explicado en clase. A mí, entonces, un día me decían que había autobuses y me montaba en uno, y otros no lo hacía y tampoco preguntaba porqué. Hacía lo que me decían. Lo del Templario lo viví como si fuera Spiderman o Batman o uno de esos. No sé si el Templario tiene que ver con que Jerez no vaya mejor ahora. Lo que sí es seguro es que consiguió que no siguiéramos dando pena. Nos agitó, nos animó y de alguna manera, nos dio esperanza. Muchos se piraron, decidieron irse y no creo que se pueda echar en cara, él, sin embargo, no dejó tirada la ciudad, se quedó, peleó y mira, ahí están las consecuencias.
Recuerdo que en clase se hablaba del hombre del casco y todos queríamos hacer un dibujo del Templario. Todavía existía Onda Jerez y ésta aprovechó su efecto para sobrevivir unos meses más, pero el caso superó lo local hasta salir en las teles de medio mundo. Jerez era noticia, y no por el paro o algún caso de corrupción. Estábamos contentos.
Se vendían imitaciones de cota de malla y los niños llevábamos cascos de cartulina a clase. Mi madre, que era muy fan de El Templario, me ayudaba a recortarlo y colorearlo. El Templario no dejó ver su rostro porque su rostro era el de todo el mundo. Era como un símbolo de batalla y resistencia, y acertó. En España los héroes se habían convertido en futbolistas o personas que no eran malas. No ser malo no podía ser el único motivo para ser héroe. Tenías que aportar algo más. Y todo eso sucedió de un tirón, como si alguien hubiera estado rezando a algún Dios y por fin le hubieran hecho caso. 



¿Su mejor actuación?

Las guías culturales que se hicieron por Jerez, que ahora se han quedado viejas. Pero entonces fueron una novedad brutal. El que planteara un convenio de creación con los universitarios, al margen de la política y sobre todo, manteniendo el secretismo, era algo increíble. Se salió del sistema para cambiarlo desde dentro. Hablamos de alguien que trabajó en silencio y con una afinidad particular con los jóvenes. Lo sentían muy suyo, aunque no supieran si él era joven o no. Probablemente él no se encargara de las negociaciones. Lo haría otro u otros en su lugar. Pero solo el hecho de haber pensado y articulado esa idea me parece un disparate.
Lo guapo es que, cuando el Ayuntamiento quiso intervenir, ellos mismos habían firmado los permisos. Esto me lo contó mi madre, que tenía una buena amiga en el Ayuntamiento. Fueron a investigar y había una empresa, unos trabajadores, unos acuerdos, una licitación... Sorprendentemente, estaba todo en regla. Y ver aquellos visitantes desde la mezquita al museo flamenco, y cómo se rescataba la esencia de la cultura del vino sin aprovecharse del turismo, fue uno de los grandes triunfos del Templario. Y una herencia que ha sabido gestionar la ciudad.
Y es que recuerdo los dibujos pero también el movimiento en la ciudad. Por primera vez en mucho tiempo, la ciudad mostraba actividad. Sí, había vida después del desastre.
 
¿Quién era?

En la calle se dijo de tó. Ahora se sigue hablando de él, aunque se ha calmado mucho la cosa. Desde que era un famoso bailaor de flamenco a que venía del extranjero. Que podría tratarse de un joven hasta que era una persona ya madura que se mantenía perfectamente a base de gimnasio y proteínas. No había un juicio claro.
Lo bueno del Templario es que no hacía falta que tuviera un gran cuerpo ni que venciera supervillanos físicamente superiores. No era esa clase de héroes. Tenía más que ver con una idea. Vencía a sus enemigos por convencimiento. Eso abrió el abanico de posibles templarios. ¿Era un hombre? ¿Una mujer? ¿Un grupo de personas? Se especulaba mucho y toda esa rumorología contribuyó a alimentar la mística del personaje. Por supuesto, los más niños no éramos ajenos a todo aquello. Nos decían mil cosas pero no hacíamos caso. Creo que ninguno de nosotros quiso saber quién era realmente. Nos gustaba un héroe así, anónimo.
Luego se dijo que la policía no quiso o no pareció querer estrechar el cerco alrededor del Templario y por eso se especuló con un miembro del cuerpo policial. Pero todo el mundo sabe cómo eran y cómo siguen siendo los policías de Jerez. Sinceramente, no creo que tuviera que ver con ellos.




¿Qué fue del templario?

Ni idea. Lo quiero imaginar activo, acechando como un gatito e ilusionado. Quizás participando como ciudadano en foros y comités y cosas de esas. Vestirá con sombrero y una camisa para evitar el calor. Será uno más entre tantos. Con sus años de más y sus creencias de menos. Pero sinceramente, no creo que se le haya agotado el impulso social. La adrenalina de hacer un mundo mejor es algo incomparable. Te hace sentir que vives para algo, que todo tiene un sentido, ¿sabes? 

2 comentarios:

  1. Me gusta el templario, ya soy fan!! Espero que siga trayendo ilusión a esta ciudad tan hundida!!

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    1. ¡Gracias hermana por leerlo! Quién sabe, lo mismo algún día... :)

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