sábado, 5 de abril de 2014

Ángel coraje

A Javier Ruibal
Fotografía de José Miguel Muñoz. Juan Holgado (dcha) junto a Sánchez en el Xerez B
Fotografía de José Miguel Muñoz. Juan Holgado (dcha) junto a Sánchez en el Xerez B


Son ya veinte años en el mismo infierno Juan, qué te voy a contar, veinte años ya que las noches me descosen el alma. Soy un guiñapo de frustraciones que se arrastra por una tierra baldía. Nada aquí ha ido a mejor, no creas. La prosperidad fue el invento de un sabio rico. Y no hemos sabido verlo Juan, no hemos sabido verlo.

Yo sólo te veo a ti aunque no estés, a tu dichoso fantasma, te veo en los chavales que cogen a sus novias de la mano, en los que sacan a pasear al perro, en los que juegan con los móviles y en los que sueñan que conquistan el porvenir.

Ahora serías como era yo cuando te fuiste. Siento aún tu presencia de la última vez que nos vimos, qué fuerza rociaba cualquier habitación, cómo nos emborrachaste de orgullo. A veces fantaseo con que hablamos sentados en el banco de un parque. El que tú serías ahora y el que yo fui entonces, los dos con la misma edad.

Te diría que lo hice por los dos y por tu madre. Por todos los que nos hemos dejado la vida en esa gasolinera. Por todos me he vuelto la sombra de la oscuridad. Por todos he suplantado al demonio y no lo he dejado volver. Por todos he vivido como viven los muertos, por todos he viciado mi aire y enfangado mis pies y por todos abandoné una parte de mí mismo. Todos han dicho que tengo coraje pero solo era un hombre que había perdido el miedo.

Ha sido así hasta que me ha rescatado el amor. El amor tarda en llegar a los que nos olvidamos de amar. A veces pienso que si ha venido es porque nunca me abandonaste y me salvaguardas como un ángel, porque de alguna manera desde donde estás has estado velando por mí, librándome de esta orfandad del revés, rescatándome de la locura.

(Justicia para Juan Holgado)


Contexto original - Secretolivo. 

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